Y como no hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo resista, como reza el sabio refranero español, el temible examen de oposiciones ya pasó. Intenso, duro, áspero y complejo, vino, con esperanzas, ilusiones y una buena sensación, se fue. Acabaron las interminables horas de estudio, la tensión acumulada, los nervios exasperantes y las tardes aislado entre las miles de palabras que poblaban mi cabeza. Y que salga el sol por Antequera.
Olé ahí mi compi. Suerte para que el final sea feliz. Besitos con sabor a sal y olor a mar
ResponderEliminar