sábado, 26 de septiembre de 2015

¿Y?

¿Por qué me visitan? No existo. 
Fallecí. Me dejaron caer en la orilla (esa puta orilla) y dejé de respirar. 
Fui, ya no soy más. 
Nada, no soy nada, quizá nunca lo fui. 
No lo sé. Juzguen. 
O no. 

miércoles, 29 de abril de 2015

Un milagro llamado Awal

 Tiene apenas cuatro meses de vida pero eso no le impide ser una heroína. Awal Awal, nepalí, 120 días entre nosotros disfrutando de un sol que se apagó para miles de personas el pasado 25 de abril en el terremoto que asoló su país. Veintidós fueron las horas que estuvo atrapada, desvalida, sola, aferrándose a la vida debajo de los escombros de lo que hasta hacía poquito había sido su casa. El milagro del terremoto, sin duda.

Awal Awal con 4 meses de vida ya ha hecho su parte...luchar para sobrevivir. Ahora somos nosotros, occidente, los opulentos, los desarrollados, las grandes potencias los que no podemos darle de lado. Ni a ella ni a otros miles de niños, niñas, de hombres y mujeres que lo han perdido todo. Pero claro viendo como el Mar Mediterráneo, el Mare Mortum, sigue tragándose vidas, como en Siria se sigue masacrando a la población civil, en Gaza continua la desdicha de sus gentes o las situaciones límites que millones de personas sufren en otros tantos y tantos conflictos a los que occidente de la espalda esta superviviente de 4 meses tendrá poca esperanza.

¡Suerte pequeña heroína! Danos una lección en tu futuro, como ya nos la has dado en el presente. ¡Suerte pequeña Awal Awal!







martes, 28 de abril de 2015

Puntabela, de nuevo

Ayer volví a ti.

Me recibiste embravecida,
furiosa, iracunda.

Volví a tu arena,
a tus aguas.

Ayer volví a ti.

Me golpeó tu brisa,
potente, serena.

Volví a tu soledad buscada,
a tu melancolía.

Ayer volví a ti, Puntabela.

domingo, 26 de abril de 2015

De cookies y suegras

 Oigan, nos espían. Que si, que si. Que nos espían. Que usted una melancólica tarde otoñal en la quietud de la tarde osa buscar un vuelo a Sebastopol y hay alguien por ahí que durante los siete meses siguientes manda a su ordenador información con esa búsqueda de la que usted ya ni siquiera recuerda haberla pensado. ¿Sebastopol?

Imagínese que la lluvia no cesó de caer en su localidad durante 69 largos días y usted, amigo de sus amigos y más amigo aun del abrigo de su hogar, buscó por internete el mejor precio de cuchillas de capar monos para la empresa de su amigo en otra anodina tarde, esta vez de ese invierno largo y lluvioso. Y por casualidad, al día siguiente de esa instructiva búsqueda, cuando el sol amenazaba acariciar nuestras pálidas teces, ese día, ese exacto y maldito día, su señora, y muy respetable, suegra fuese a buscar en la red su retiro dorado (deseado y definitivo) a Benidorm y por arte de biribirloque saliera en medio de su pantalla, si...su pantalla, la que usted religiosamente ha pagado, los enormes huevos de un mono como reclamo para la venta de susodicho y poco habitual artículo que usted solidariamente buscó en fechas pasadas.


La amistad lo que tiene, lo que trae o detrae...y bueno, la suegra, lo que trae o lo que detrae. Perdonen por desviarme, volvamos a su suegra y esos huevazos negros y peludos. ¡Ay las suegras! ¡Benditas! Esos arroces con conejo, esas migas en días lluviosos, esos reniegos al no tomarte el postre...pero ¡Ay las suegras! Explíquele usted a su bendita suegra que aquellos huevos del mono no tienen nada que ver con su modus vivendi ni que es algo agradable que ver en sus momentos de asueto, ni que ejercita su onanismo más oculto en los escasos minutos de libertad de los que disfruta al cabo de un quinquenio. ¡Que no coño...que no me gustan los huevos de un mono!

¡Pues se jode! ¡Ahí los tiene! Gratuitamente, dos cojones de mono, gordos, negros y peludos porque un día lejano ya usted osó ayudar desinteresadamente a un congénere con el que en los años de mocedad compartió mil y una correrías, alguna borrachera y más de un desengaño amoroso. No quiero a estas altura de la película imaginar la cara de esa suegra, ni la de su cuñada (Máster en descuartizamiento de yernos) ni en la propia, en su cara, pensando en el hijodelagranputa que permite día si y día también que empresas, organismos y demás casas de dudosa honra entren en nuestras vidas, en nuestros anhelos, en nuestras inhibiciones o en nuestras frustaciones. ¡No quiero pensarlo!

¡Váyanse ustedes a...! Los que entran y los que se los permiten. Pues eso...que la libertad, hasta en la oscuridad de su anónimo hogar, cada día es menos libertad. Y lo permiten, Y yo que de andar con la boca cerrada ando algo cojo lo digo, se lo recuerdo. Por si ustedes, queridos, queridas, aun no se habían dado cuenta. Si, nos espían, a usted y a mi. Dicho queda.



   ¿Servicio técnico de mi ordenador? Todo OK...ya he eliminado todas las cookies de mi equipo ¿Ahora qué?

     PD: (Suegras del mundo, discúlpenme. No es nada personal, o si...)