Palabras

A veces vuelan las palabras por mis pensamientos,
palabras que nunca rozan mis labios,
palabras que nunca llegan a su destino.

A veces mis pensamientos se vuelven palabras,
pensamientos ácidos que huyen de dentro,
pensamientos que no deben tener destino.




A veces palabras y pensamientos se cruzan contigo...

Vergüenza nacional

Estoy realmente enfadado, indignado y triste. Anoche saltó la noticia de la suspensión del partido de fútbol entre el Granada y el Mallorca por la agresión de un menor a un linier con un paraguas. Intolerable, inaudito, reprochable, deleznable...¿que sociedad hemos creado? ¿vale todo? Resulta que el chico, interno en un centro de acogida, había sido invitado por el propio club a ver susodicho encuentro deportivo...y el resultado de la visita ya lo sabemos todos.

¿Son hechos aislados? ¿qué responsabilidad tienen los propios deportistas? ¿qué educación deportiva se da a nuestros jóvenes?

Me temo que la imagen que se está ofreciendo desde el propio deporte, desde el fútbol y desde determinados clubes no es la más adecuada. Provocaciones a rivales y espectadores, celebraciones desmedidas, gestos desairados...no son lo mas adecuado, luego pasa lo que pasa. Provocación unido a incultura...

Lo blanco es blanco...y quién siembra vientos recoge tempestades.

El deporte, los clubes, los deportistas tienen que hacérselo mirar, el fin no justifica los medios.

http://www.elmundo.es/elmundodeporte/2011/11/20/futbol/1321828384.html?a=375fb535e13dc9bd5874d517367bdc3e&t=1321865724&numero=

Todo NO vale.

Los días grises

¿Porqué no te gustan los días grises? A mi me parecen muy interesantes. Son días tranquilos, apagados, sosegados, apetece quedarse en casa y mirar por la ventana el deambular de la gente, leer aquel libro que descansa desde meses en tu mesita de noche, llamar a tu viejo amigo de la infancia, además anuncian la llegada de días soleados...¿qué más quieres?

Me encantan los días grises...

Naturaleza

Es una maravilla enfrentarse a la fuerza de la naturaleza, fundirse con ella y disfrutarla. Mirarla a los ojos y embriagarte de las sensaciones que te ofrece, respetarla y vivirla.

Sentir el frío en tus mejillas, luchar contra la fuerza del viento, recorrer sendas inhóspitas, perderte en su cielo estrellado, aceptar sus victorias...

Yo también lo vaticiné

No soy Saramago, ni por ahí asomado, no soy filósofo, ni pensador, ni economista, ni nada que se le parezca pero yo también lo ví, lo vaticiné. Viví la época de eclosión de la economía trabajando en la calle y viendo mucho mundo. Sabía que la cosa no podía seguir así para siempre. Empresas que crecían y crecían, empresas que querían más y más, empresas que apretaban y apretaban a sus empleados. Así nos ha ido.

La crisis económica, unida a una crisis moral tremebunda. La economía, los mercados han vencido al ser humano. La lucha de nuestros padres en los años 60-70 por una vida mejor ha sido derrotada por el dinero. Los derechos conseguidos en aquella época se han menoscabado en nombre del capital. Miles de familias destrozadas por la lacra del desempleo mientras cientos de empresas siguen aumentando sus ingresos, sus beneficios. Unos beneficios envenenados que algún día se volverán en su contra.

De esta crisis no se sale sólo con buena gestión económica, se sale con una profunda reflexión del ser humano sobre su destino y su futuro.

http://www.publico.es/culturas/406238/saramago-anticipo-la-crisis-moral-actual

Yo también anticipé lo que iba a pasar...

Túneles

Un túnel no es el final de nada, sólo el paso de un lugar a otro. A veces nos acobardamos a su inicio, no queremos traspasarlo, no queremos conocer su final. Sólo hay que ponerse a andar, si tus pasos son firmes, el túnel se convierte así en unos kilómetros de pensamientos que te acompañan en un momento de tu vida...

El hombre triste de la ventana

La bahía ya está vacía. Unos tibios rayos de sol acarician la arena de esa playa que hace apenas unas semanas vivía alborotada entre juegos, pelotas y artilugios veraniegos. El mar, en calma, muestra un azul intenso en el que se reflejan las luces del paseo. A lo lejos pequeños barcos pesqueros cruzan la bahía con un ritmo incansable. Una decena de gaviotas revolotean a su alrededor buscando comida con la que llenar su estómago.

Entre la hilera de casas que rodean la arena de la playa una luz asoma tímida por la ventana dejando entrever un hilo de vida al otro lado del cristal. Con pasos pausados y melancólicos un hombre se acerca a ella y otea el horizonte. La tranquilidad del lugar se confunde con su mirada perdida, vacía, como de quién espera que pase algo que nunca va a ocurrir, algo que nunca va a volver...

Ya no hay alboroto en la playa, ya no hay trasiego de gentes ya nadie mira a ese hombre triste de la ventana...