miércoles, 2 de noviembre de 2011

El hombre triste de la ventana

La bahía ya está vacía. Unos tibios rayos de sol acarician la arena de esa playa que hace apenas unas semanas vivía alborotada entre juegos, pelotas y artilugios veraniegos. El mar, en calma, muestra un azul intenso en el que se reflejan las luces del paseo. A lo lejos pequeños barcos pesqueros cruzan la bahía con un ritmo incansable. Una decena de gaviotas revolotean a su alrededor buscando comida con la que llenar su estómago.




Entre la hilera de casas que rodean la arena de la playa una luz asoma tímida por la ventana dejando entrever un hilo de vida al otro lado del cristal. Con pasos pausados y melancólicos un hombre se acerca a ella y otea el horizonte. La tranquilidad del lugar se confunde con su mirada perdida, vacía, como de quién espera que pase algo que nunca va a ocurrir, algo que nunca va a volver...




Ya no hay alboroto en la playa, ya no hay trasiego de gentes ya nadie mira a ese hombre triste de la ventana...

1 comentario:

  1. Me gusta esa playa, ese mar, esa calma, y hasta parece que veo a ese hombre tras la ventana...
    Qué bonito lugar...

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