De lugares escondidos, recónditos.
Invisibles a nuestros ojos, lejanos.
Y llegan, irrumpen con fuerza.
Luego callan, lastiman, hieren.
Se ocultan bajo un rastro de sangre.
Y permanecen, imperturbables, dolientes.
A veces desaparecen, otras...que más da.
Hasta que mueren...para siempre.
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