lunes, 12 de noviembre de 2012

Oda a los gotones y las baldosas sueltas


Cualquiera de vosotros: ¡La madre que ...#$~%*^X"¿?&%..#!

Recién peinado, perfectamente perfumado y con un conjunto que quita el hipo...chaqueta nueva, color marrón, jersey de cuello de pico, verde y camisa a juego de cuadros. Look otoñal.

Paseas por aquella acera destino a tu cita con aquella chica con la que tanto has suspirado, suspiras y seguirás suspirando. La tarde ha caído y unas nubes desafiantes, oscuras y crueles cubren el cielo de tu vetusta ciudad.

La amenaza se cumple y las primeras gotas de agua cubren el suelo, dubitativo giras tu cabeza hacia el coche y...por no recorrer unos cientos de metros de mas continuas la marcha, decidido a triunfar, hacia el monte del gozo.

Esas tímidas gotas que despistabamente se precipitaban sobre la ciudad se convierten ahora en una contundente lluvia que en apenas unos minutos acaparan todo. De la contundencia, la lluvia, pasa una rotunda tormenta que alerta una tarde aciaga. Suspira.

De pronto, cruzas la calle y al abandonar el abrigo de los soportales de los edificios colindantes...¡Zas! tres gotones. Uno en la cabeza desdibuja tu peinado arrojando tu perfecto flequillo a los albores de la frente. Otro, el mas traidor se cuela por el cuello de tu camisa y decidido recorre toda tu espalda produciéndote un desagradable escalofrío. El último ¡Ay el último! Dibuja, esboza diría yo un innombrable garabato de humedad en la solapa de tu chaqueta.

De decidido gentleman a huidizo principiante en las labores amatorias...de perfecto look otoñal a que se yo quién sabe como.

Sin embargo un drama de consecuencias bíblicas está a punto de ocurrir...en el día D, hora H, con lluvia y con aspecto desharapado, aún las cosas pueden ponerse peor.

Doblas la esquina, llegas a tu edén vespertino y allí está ella, radiante, luminosa, exhuberante...firme cruzas su mirada, garboso caminas hasta su cuerpo y ¡zas! ¡una baldosa suelta! ¡una acera en mal estado! Un desastre descomunal. Pisas la temida baldosa y diligente el agua emana a borbotones de los confines del infierno.

El perfecto pantalón beige de tu Venus es engullido por cientos de gotitas de color ocre, marrón, oscuras...desgraciado de tí. Tierra trágame.

Has sido víctima de los gotones de las cornisas y las baldosas sueltas.




*Dedicado a todos aquellos/as que se se enojan la pisar una baldosa suelta o les cae un gotón de una cornisa entre el cuello de la camisa.






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