Qué fuerte es la cebolla que nunca llora. Se cubre de capas, una tras otras, impenetrables, bien juntitas, unidas. Rodeadas de ácido para guardar su interior. Para llegar a su centro tienes que cerrar a los ojos, mirar a otro lado...luchar. Y cuando llegas a él sigue siendo áspera, mordaz, acre, desapacible.
Quizá ya entiendo porqué no lloran las cebollas...
Me gusta!!! Una cebolla es como el camino de la vida. Según como te vaya tienes más capas o menos. Eres un crack escribiendo, nunca dejes de hacerlo. Saludo compi
ResponderEliminarNo se debe tener miedo a llorar. Hasta que no se llora lo suficiente no se puede volver a reir de verdad.
ResponderEliminarNo veo el interior como áspero o desapacible, justo el interior es lo tierno, lo que aprovechas de la cebolla, siempre tiene un brillo especial... se oculta entre tanta capa para que nadie lo encuentre, para permanecer inalterable... será doloroso para ella desprenderse de sus capas que tanto tiempo le ha costado formar, seguro, igual no llora... o puede que sí, que ese ácido que tú encuentras en ella sean sus lágrimas de dolor al desprenderse de sus capas, su protección... es muy doloroso volver a ser frágil, sentirte desprotegido pero es el único momento en el que la cebolla vuelve a ser ella misma, vuelve a sentirse viva, más ligera sin el lastre de sus capas, es el momento en el que por fin se deja conocer tal como es... y si sabes apreciar ese brillo valorarás el esfuerzo y el dolor por el que ha tenido que pasar nuestra amiga la cebolla para mostrarse, aunque sea unos instantes, tal como es.
ResponderEliminarEs preferible dejar ver el interior y llorar y llorar y llorar hasta que sea necesario. Es la única manera de poder sentirte mejor.
ResponderEliminarGracias Loren...y gracias anónimos/as...ya sé porqué me gusta tanto la cebolla...besitos.
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